Necesitamos enraizar para florecer
Argentina cuenta con climas y paisajes diversos, de norte a sur y de este a oeste nos regala una fiesta para los sentidos. Cambia el entorno y cambian los aromas, la tonada de las voces, las tradiciones, los platos que se arriman a la mesa, y por supuesto la forma de vivir.
Cada región tiene su historia, nos atrae con sus leyendas y creencias, nos envuelve con sus colores, nos atrapa y nos hace sentir en casa.
Pero…
¿En qué se parece la vida y el hogar de esa persona que vive en el campo al que habita en un departamento en plena capital?
¿En qué se diferencia la casa anidada entre cerros de colores, de esa cubierta por el manto blanco en el fin del mundo?
¿Cómo se vive, entre ríos y un verde intenso en un delta tan cercano en distancia y tan lejano en costumbres?
¿Cómo se vive en la sierra agreste? Y … ¿En la selva de la frontera?
Solemos ver en redes sociales o revistas, casas pulcras, a la moda, llenas de luz, bellas, pero iguales y en ese anhelo inmediato de enraizar los espacios nuevos, copiamos sin reflexión alguna. Los colores, los objetos nuevos florecen en nuestros hogares, pero, ¿realmente el espacio está enraizado?
¿Somos tan iguales, tan deshumanizados, como para habitar espacios idénticos?
¿Tenemos en cuenta nuestro clima, el lenguaje del entorno que nos rodea, nuestra forma de vivir, el bagaje histórico que traemos sobre nuestra espalda?
Necesitamos enraizar para florecer, conocernos para habitar, ser, para vivir ….
¿Cómo vivimos? ¿Cuáles son nuestras creencias? ¿Cuáles son los materiales propios de cada lugar? ¿Cómo construimos? ¿Qué recetas nos deleitan? ¿En qué creemos? ¿Qué tradiciones nos acompañan? ¿Cómo nos expresamos? ¿Qué nos conmueve?
Somos tan distintos como cada región de nuestro país, tan distintos como cada hogar emplazado a lo largo del territorio.
Te invito a conocer, a entender porque existen diferentes formas de habitar, a celebrar las diferencias y encontrar lo que nos une.
¿Cómo vivimos?
Seguramente, te vas a sorprender.
Roma.
